Ya se acerca otra vez septiembre.
El mes en el que secuestran a nuestros hijos.
En este estado dictatorial nos obligan a que enviemos a nuestros hijos cada día a esas cárceles en las que los "educan".
La mentira es tan grande que por ello tiene una mayoría defensora.
Estamos en la caverna de Platón, y la mayoría tiene el síndrome de Estocolmo.
Es casi de risa cómo es tan obvio que la propaganda es propaganda, y cómo ésta es defendida por sus víctimas.
Engañaron a las generaciones anteriores con vacías promesas que nunca se cumplieron.
Eso de "envía a tus hijos a estudiar para que tengan un futuro mejor" no fue más que una patraña, una zanahoria para los burros.
O mejor dicho, para lo borregozombies.
Ahora sabemos que este "sistema educativo" fue diseñado por la élite financiera para tener trabajadores dóciles y, a su vez, consumidores obedientes.
De la verdad no se puede convencer: la verdad, es.
Y si una mayoría prefiere vivir en la ceverna oscura, malviviendo en su cómoda burbuja, no soy nadie para convencerles de lo contrario.
Este escrito y otros sólo los escribo para describir la realidad.
Cada cual es esclavo para negarlo.

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